2008-09-19

Rodellar'08

Algo tiene Rodellar que te atrapa y no te deja salir. Los que habéis estado allí sabéis por qué.

Y es que ese fue el comienzo de nuestro segundo viaje del verano que por poco también se convierte en el final.

Encerrado en el corazón de la sierra de guara se encuentra uno de los destinos frikis (free climber) por excelencia a nivel europeo. Un tranquilo pueblo que alberga en verano gran cantidad de escaladores, barranqueros y turistas en general así como todo tipo de nacionalidades.

En el barranco del río Máscun las bóvedas no parecen tener fin y cualquier vía que pruebas es mejor que la anterior. Eso sí, hay que ir con pilas para poder encalomarte a una de esas chorreras y tener fuerza de sobra para la siguiente.

Así que allí fuimos a parar Sergio y yo con su super-furgo y con la intención de pasar una semanita escalando y disfrutando del ambiente antes de partir a tierras vascas. Sabíamos que por allí andaría el Climbigarden al completo y más gente de nuestra tierra.

El camping... a reventar y un poco caro, pero nos dicen que hay un parking nuevo donde puedes aparcar con la furgoneta y se está bastante bien y... no pagas nada! Dicho y hecho: plantamos la furgo junto a la Jorge y Maria y ya tenemos el chalet montado en la montaña. Unas chultetas para cenar, buena compañía y a descansar para el día siguiente que promete ser duro. Si no estás acostumbrado a ese estilo de escalada, Rodellar puede resultar un poco duro al principio. No hay que desesperarse.

El primer día vamos al camino a calentar por la mañana, aunque a más de uno nos sirvió para reventarnos también. Sergio pone a prueba su hombro, ha estado lesionado (se jodió en el Picu), lleva bastante tiempo parado y no quiere forzar demasiado. Por la tarde un poco de Furia Latina y luego al café solo. Le he recomendado a Jorge la Mónica. Estoy seguro que puede hacerla, pero le falta un poco de reposo y cae. Cuando vuelva la revienta. Para celebrar el reencuentro nos vamos a tomar unos pacharanes y se convierten en algunos más y ya podéis imaginar como termina la cosa. Al día siguiente descanso. Además llueve y los pies de gato que habíamos dejado aireándose encima de la furgo parecen piscinas.

Jorge y Maria marchan a Jaca a ver a la familia, pero llega Alfredo desde Monovar con intención de pasar allí el mes y empalmar con su curro en Panticosa. Movemos las furgonetas y nos hacemos fuertes en la zona donde tarda más entrar el sol por las mañanas. Cuando el sol calienta la chapa de la furgo se convierte en un horno y si abres las puerta para que se airee te comen las moscas.

Poco a poco vamos cogiendo el ritmo Rodellar: Levantarte tarde, desayuno de 1 hora larga con mucha sustancia. Cervecita en el bar del camping y a comer a las pozas y una siesta. Escalamos por la tarde y después de cenar... a tomar algo por ahí. Todo eso sin coger el coche para nada. El parking se convierte en nuestro hogar, la fuente en nuestra ducha y allí nos quedamos alargando la semana que pensábamos pasar y dejando la visita al País Vasco para otra ocasión.

Con el paso de los dias va llegando más gente y se van marchando otros pero montamos el campamento hippy entre la furgo de Alfredo, la de Urko, la de Willy y la autocaravana de Olga.

Fuimos visitando los diferentes sectores. En el Pince sans Rire Sergio le ataca de nuevo a la esclava laboral pero cae repetidas veces con la cadena en los morros. La tiene atragantada. Una putada porque llega muy bien hasta allí. Willy encadena pire en el fire a la francesa. Alfredo rodando hace la pince y yo hago Akelarre y la Pince.

Aquí comienza mi particular batalla con el delfín. Es una vía que me encanta. Surca una línea espectacular que reserva unos movimientos muy duros para el final. Pero pudo conmigo. Caí unas 6 veces en el ultimo movimiento saltándome la ultima chapa para no cansarme. Parecía que llegaba bien hasta allí pero... La tuve que dejar porque empezaba a tener pesadillas. Cerca de allí Sergio encadena su primer séptimo en Rodellar: Bis a bis. Cascales lucha con la cena de Isidoro y un grupo de “lolos” van encadenado uno tras otro la Pata negra como si de un quinto se tratase.

Tambien nos dejamos caer por criminal tango y el meandro escalando un poco a vista e intentando quitarme el delfín de la cabeza.

Como colofón a todo este festival de roca y ambiente, el camping organiza una fiesta de disfraces en la carpa donde se puso a prueba el ingenio de los asistente y que sirvió como despedida ya que nos marchábamos a Francia donde nos esperaba más roca.

Fotos de Rodellar'08

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy guay tus cronicas pablito, segunda vocacion periodismo?? muy chulo. ya he visto las fotos de fiesta,alguien preguntó, ¿viquingos o mineros? jeje tb muy buenas, anda, que menudo veranito os habeis pegado. maria

jop dijo...

bieeen jefe, a ver si le damos un empujon a la casa y empezamos la temporada de rotupunks